martes, 24 de marzo de 2015

Liquida Estelaria





Hoy las estrellas dicen:

No, maga Estelaria, esta noche no harás tu voluntad, esta noche tendrás que humillarte y perdurar.

Esta noche  volverás a lo más sucio, y no debes llorar, porque ya sabes cómo es el mundo, ya sabes cómo son ellos y ellas, ya sabes cómo son los dioses, todos truchos, igual que tú.

 Esta noche sabrás al fin cómo son la carne y la piedra, veras que todas están tejidas, sabrás que la vida es un telar interminable de una sola respiración, yo respiro contigo Maya, yo veo como  tratas de engañarme Maya, yo te veo Arcadia, veo como tratas de invitarme al cielo.

Esta noche serás distinta, serás destino, verás lo que no te gusta y tratarás de entender, no me digas que no puedes ser estelar, no me digas que no puedes ser la reina Estelaria. Harás el ritual, tragarás varias dosis de San pedro, tragarás y vomitarás hasta ver las cuerdas espiral, tragarás para no dormir nunca y olvidar nunca, para tener todos los ojos abiertos en la mente y en la pared, y no dejar de escribir, y no cerrar el córtex a los dioses que te hablan.

Esta noche serás las explosiones  y afectarás todos los patrones alterables, todas las estructuras del destino, todos los futuros posibles están acá, en tus manos Estelaria, invoca los elementos, tu elemento aguachento maga, no tengas miedo, nunca más, párate engreída frente a lo adverso y muestra las tetas y déjales la cagá si quieres, porque en la cancha se ven los magos.

No maga Estelaria, no temas derramar, no temas recordar, no temas desprenderte.

Esta noche serás tejedora en el estómago de Maya, hilaras fino en la espalda de Arcadia, tejerás en el telar estelar maga, tu lengua será mineral y agua de vertiente cobriza, canal de energía gravitacional y flexible, veras los hilos que te mueven y recordarás quien eres, solo una pieza, nada más que un punto insignificante. Pero eso es bueno maga Estelaria, porque bajarás de la nube y te harás templaria, hermosa y brillante coronada de estrellas, las más cerdas, las más bellas que se transforman.

Las estrellas se la juegan y te hacen ver:

Esta noche debes mirar bien la torre que se derrumba y buscar sus detalles, hurgar en el ojo tallado, encontrar la herida, recoger la resina y beber su bálsamo de cometas, sentirte espíritu del cosmos y gusanos en la tierra.  Ese ojo maricón de madera que lo ve todo maga, ese ojo eres tú cuando miras el infinito confuso y perverso, como la cuántica, como el binario, como el principio de incertidumbre divina y el terrorismo sagrado.

Esta noche comprenderás que todas somos dibujos y letras en hojas, dirección de cine en cintas, programación de polígonos en frames, esa es la verdad,  no somos nada maga Estelaria, nada en la nada, somos la teta con cáncer, el pico en el ojo, la pierna triturada y la sangre radioactiva alegando porque está chata del mundo y todo importa una raja.

Esta noche seremos locas y enfermas, las matriarcas y sus monstruos, juntas seremos, historias irregulares con momentos potentes y momentos de relleno, cuentos escritos por alguna diosa desgraciada que nos jode y nos hace artistas-magas, como eres tú, mira la realidad maga Estelaria, que todo esto es maqueta y todas somos muñecas tironeadas por cuerdas, nos reproducen en más y más copias elementales, somos fotones y fermiones que se destruyen para generar más calor, más vida.

No maga Estelaria, no temas derramar, no temas recordar, no temas desprenderte.

Esta noche no debes buscar lugar seguro ni tratar de indagar en el futuro porque créeme que da lo mismo, porque la incertidumbre y los taquiones siempre has sido amos de nuestro tiempo.

Esta noche maga Estelaria, tienes que aceptar que las estrellas son más distantes y las leguas más dispersas.


jueves, 19 de marzo de 2015

Retorno a las estrellas


Quita tu máscara y entra en la luna, dibuja  tus miedos y no los olvides, corre lejos  para perder de vista el mundo que te atrapa. 

La sangre se activa y las partículas neutras  se revientan y gritan y no conectan, el vicio de hacer chocar las cosas para ver como se disgregan me está matando, alta tensión, altos niveles de entropía, vamos, baila, así se rompe el universo, me siento débil, a veces creo que me voy a fragmentar ahora, todo pasa  y se gasta y se apaga.


Abre el cierre de tu cabeza y deja que salga tu verdadera cabeza para saludar a las estrellas con alegría, abraza la cuadratura de los círculos y las consagraciones matemáticas, hermosas piezas imaginarias que acarician tus manos y las hacen indicar hacia el cielo y hacia el infierno. No sé cómo definir  el resultado, ni los signos,  ni los dedos puntiagudos inclinados  hacia su antiguo hogar,  ni como desperdigar palabras en este laberinto blanco, tan brillante y poblado de interferencias.


No hay padre ni madre nuestros en los cielos, ellos siempre estuvieron aquí, en medio de todo.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Nazca




                          Enloquecidos por la tormenta, con L trepábamos la montaña de la ética; estábamos a mitad del camino y el viento y la nieve bloqueaban nuestra comunicación y reducían nuestro lenguaje a una especie de clave Morse mal ejecutada o mal comprendida. Estaba encendida la mecha del final de la contienda (mal o bien peleada) que me reportaba como un escalador perdido en el desfiladero de la comprensión humana. Como comunicador, de hecho, era un atolondrado, no podía exponer de forma clara ideas que me parecían tan bellas como la visión de una paloma blanca y gris sobrepuesta delante de dos limones hermanos (brillantes como el sol) colgados de un árbol redondo, plantado (como si fuera una reina) en el centro del antejardín de una casa de la calle Ranquil, en la población La Victoria. Victoria obtenía la incongruencia y la falta de conciencia que hacían de nuestra discusión filosófica un laberinto saturado de fango y ripio, una tierra hostil donde cualquier intento de claridad se interpretaba como una razón sombría e injustificada, donde exponer cualquier punto de vista era un atentado a toda convención, a toda razón de búsqueda. Bien, considero que no es una persona despierta quien no piensa de forma
 fractal, porque el universo no es un memorial incorregible que archiva una multitud de sucesiones certeras, creencia ingenua que nos conduce al mar miserable de las repeticiones que no dejan aprendizaje. El universo es una ruta múltiple que se expande al infinito, igual que la libertad del prójimo. A veces, pienso qué la discusión filosófica puede lograr romper el pogromo y transformarse en una caja abierta a la luz del entendimiento. Corríamos y escalábamos con L y nos arrimábamos a las piedras que muchas veces se deshacían ante nuestros ojos incrédulos. L gritaba y yo no escuchaba, le hacia señas con las manos y me contestaba de la misma manera, pero nadie entendía, nadie sabía de lenguaje alguno, el ethos se había vuelto Babel. Y L me odiaba y me culpaba del ruido y mi boca escupía fuego y su boca (que era un santuario oscuro) solo pudo escupir tres formas negras y pequeñas que se posaron desafiantes en el suelo y no sabíamos si eran pasas o baratas muertas, L las pisaba pero ellas danzaban burlescas y se movían hacia mí; yo me ponía a llorar por que las baratas o las pasas me comían la cara y el dolor era tan grande, que me golpeaba la cabeza contra la muralla. Después de un rato, me daba cuenta que cada cierta cantidad de golpes la muralla se volvía una ventana y cuando lo era mi cabeza se asomaba a otra dimensión donde se podía ver el mar. Me puse a contar los golpes, la ventana se habría cada diez de ellos, así que decidí lanzarme con todo el cuerpo hacia la ventana cuando ésta apareciera. Mi cabeza estaba rota, las baratas comenzaban a meterse por las heridas de mi piel, ocho, nueve, diez, y me lanzaba con todas mis fuerzas al otro lado:  ahí estaba mi padre sentado en una silla de playa a todo sol en medio de la maleza (que nadie saca durante el invierno) en la casa de veraneo, y me miraba y tenía la voz dulce y me decía que los extraterrestres siempre nos estaban mirando, y que la culpa de todo la tenía el lenguaje; porque no era mental, si no literal y gestual, que los símbolos eran todos distintos en nuestras cabezas, y que por eso mismo los acuerdos solo podían lograrse a través de la comunión de las masas, ayudados por el ejercicio de las ideas simples. Decía que se podían lograr avances sorprendentes sacrificando nuestra individualidad y que los extraterrestres habían realizado ese proceso para evolucionar y poder llegar desde Orión, y que no tenían guerras y nadie moría de hambre y no existía literatura, ni arte, ni arquitectura alguna, porque toda relación con el espacio era de carácter mental y lo mas artístico de ellos era el incesante intercambio de sensaciones e imágenes. El cuerpo era innecesario, ergo la materia era relegada a la tangente, sin embargo, los extraterrestres envidiaban nuestra carne, nuestro caos, nuestra diversidad.

         Finalmente caminábamos con L por un llano y me preguntaba si me gustaban los dibujos de Nazca, y yo saltaba de alegría y le decía que los consideraba hermosos, que quería ir un día y pararme sobre ellos y correr por sus trazos como si los estuviera pintando de nuevo.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Fumarse el mundo

El joven artista fuma un cigarrillo y me dice que en la cajetilla hay un mensaje nuevo contra el consumo de tabaco. Ya son muchos años y mucha sugestión de mierda viendo a Don Miguel con un forado en el cuello y la boca imbécil de los dientes chuecos y el feto y el tipo falso que no se le para el pico y yo, y yo por la mierda, fumo como carretonero y no sé qué hacer para que no se me pare tanto con los estímulos falsos de la realidad. Firme, así hay que tratar de ser.

El nuevo aviso dice cuando tu fumas todos mueren, ojalá tuvieran razón, ojalá fuera verdad, ojalá pudiera fumar como loco y saber que cada cigarrillo es un idiota menos en el planeta, saber que cada pucho significa exterminio, hacer que caiga luego la teja y los cielos se vuelvan negros, compraría muchos cigarros, fumaría aún más, lo haría con locura, buscaría de esos Lucky sin filtro, de esos Hilton largos, los Advance, los Life, tal como suena, vida, elección, elección de muerte, más muerte, más nicotina, más muerte, mas venganza, así sería mi destino.

Iría a fumar a los jardines infantiles donde se enseñan los principios del infierno y del Dios falso y de la virgen culeada, y bien culeada por el mundo cerdo que se nutre y se revuelca manoseando a los niños, infectándolos y pudriéndolos desde el comienzo, como quisiera volver atrás y hacer todo de nuevo, desde el primer hombre y la primera combustión, Ay como quisiera abrazarte y decirte que no estamos tan solos, pero eso sería mentira, y mi corazón está demasiado rasgado para soportar más, voy a quemar cientos de nicotinas, voy a salir a fumar al mall, a las casas de la gente de bien, también a las casas pobres, porque son pobres de espíritu y no saben qué siempre estuvo en sus manos detener tanta mugre.

Voy a fumar en el teatro Teletón, en plena noche de campaña, donde se encuentran los cúmulos de tele-tontos, los puercos famosos haciendo el show, haciéndose los buenos, haciendo que la gente ponga dinero, que se crea los llantos, que se crea la ayudas, que se sientan liberados de toda culpa mediante la maravilla de la falsa caridad, y una vez más, los cerdos tragadores de perlas manipulan a los niños, pobres niños, deberían dejarlos en paz, son lo único digno de este reino que se desmorona y se rehace maltrecho para continuar con su ciclo acelerador de la bella, destructiva e innegable entropía.  Recuerdo un video de la Teletón donde sale un niño muy pequeño en brazos de Don Francisco dando las gracias a una lista interminable de empresas y uno puede ver claramente como se mueven los labios del monstruo asqueroso dictando cada marca auspiciadora como una oración secreta para que el niño las repita, el niño se traba, no sabe lo que hace, pero sigue adelante. Malditos manipuladores, recolectores de dinero, a esos me los fumaría feliz, los haría carbón, los destruiría con mi gravitación, en mi fuego de justicia resentida, en mi comunión volátil, en los pulmones negros, en el núcleo descompuesto de mi alma, de mi estrella que se estrella contra sus pulmones y les dice que se van a convertir en ceniza, para siempre, porque siempre estuvieron hundidos, por que no sabían el valor de la piedra filosofal, que no era oro, era brillo, era desatarse y ver el centro del sol, danzar libre y mirarse con Dios. 

Como si fuera bonito

Un cielo barrido y encerado
en rojo de furia
rompe olas
silencio de los vivos
único
hijo desterrado del hombre
echo mujer a punta de lanza
como si fuera limpio
estaría cubierto
de brillantes y cobre
ausente
como si padre escuchara
el ruido de la enceradora
como  la cera pegada en la cara de madre

La caja catodica habla sola y hace hermético el placer
el rumor de un hospital de muros sucios y olor a limpio
el hijo no sabe


Se mira desde afuera
registro de penas
parece limpio
el fondo de la olla común
la cartera y las pinturas
de mujer  anclada

Se hace espuma
silencio de los vivos

Dígale a Dios
que su hijo es maricón
que el  guión se fue a la chucha
dígale que lo estamos esperando
que estamos ebrios
que no nos queda dinero
que su show ya no tiene rating
dígale que yo también me voy

A la chucha

Amnesia María

Cuando tomo postura me siento limpia, levanto la pierna rota y estiro mis dedos rasgando la celosía.

Los ojos se hacen grandes una vez que se cierran.

 Así me suelto, un ejercicio espacial, brujería pura practicada durante eones.

Relajar los hombros y hacer la obra, la gran obra de olvidar y entrar al otro lado del espejo.

Me he destruido para sentir la disolución del cuerpo y así liberar la conciencia y ser bailarina pisando la serpiente.

He visto a la diosa esta mañana, he sentido temblar mis piernas, mi organismo se retuerce ignorando el dolor para que la energía estalle, y sí, soy ligera, y soy limpia y mi pierna rota se nutre de luz.



Nuevamente en la realidad, mis ojos se abren y el mantra termina, la Diosa, los árboles y la serpiente se desvanecen en la conciencia universal.

Ahora me introduzco en la obra de Dios, en la gran obra del panteón cristiano y su culto al dolor y la hipocresía, mi pierna rota aún sostiene el látigo de fuego curativo, eso me da fuerzas.

Ahora he de volver a los hombres y entrar en la estructura, al corazón humano contenido, donde todo es ajustado como un tablero de ajedrez donde me siento peón que se mueve como reina minusválida.

Me armo de valor y estoy dentro, dentro de la amnesia, de la iglesia santa y macha que la gente piadosa sostiene, estoy dentro y veo un traga monedas imagen de María, la santa virgen María, pero esta tiene rayos en sus manos y frente a ella hay una novicia voladora que la venera.

El nombre de la novicia es  Catalina Laboure y bajo la estatua hay una inscripción que dice:

“Oh, María sin pecado concebida”

Y un símbolo que es una M con una cruz embutida en medio, me hace pensar en pico y zorra envueltos en los doce signos del zodiaco, el limgan y el yoni como único centro de gravedad, pero falso, y su falsedad no es cuestionable, aquí todo es verdad y nada está permitido.

Leo más detalles, María dice:

“Quien lleve con fe esta medalla, recibirá grandes gracias”

Y soy tan puto que deseo una medallita de esas que me libere de ser un desgraciado en silla de ruedas.

Me dan ganas de pedir milagros, porque esta María me gusta, esta me cae bien, me hace pensar en su truco, ha sido sin pecado concebida y precisamente no es su cagá de hijo, nadie ha nacido del pecado.

Esta es linda, la virgen de los Rayos, es poderosa, tira rayos, una diosa convertida en traga monedas, en máquina de apuestas espiritual, me dan ganas de soltarla, a ella y a las monjas, me gustaría hacer milagros poderosos y mostrarles lo que veo, veo que las iglesias son úteros pasivos esperando la semilla de su Dios padre que travestido gobierna el universo.

El señor está aquí, el sol en los vitrales mostrando su peor cara, tengo miedo pero aguanto, se abre una puerta pequeña, entra el cura y comienza la ordalía:

Nos saluda sin gracia, sin gracia de María y nos dice que cantemos unos “gozos” pidiendo piedad, me pregunto qué tiene de gozoso pedir piedad, cuando comienza el canto solo escucho señor, señor, padre, piedad, padre, hijo, cristo, señor piedad, padre, padre, señor, piedad y de pronto, como por cumplir, casi al final de la canción disonante nombran una vez a la María sin pecado concebida, María weón, María, al fin una mujer en el canto.

Señor, padre, hijo, cristo, una eternidad en el infierno y la palabra finalmente se hace carne y me hace ver la gloria fome de la pichula cristiana.

Y más brutal, más espantoso aún, el cura nos pide rezar, pero rezar por el papa y los obispos para que guiados por el espíritu macho, digo santo, nos guíen a nosotros por el camino de del señor, oh, Dios como no vamos a estar nadando en mierda con toda este armatoste monstruoso y su mantra asqueroso y eterno que dice “escúchanos señor te rogamos”

Y la María con su amor de madre y anuncio de ángel, con esperma de vela, esperma de hombre, María pendeja culeada por un weón viejo  y aburrido que le impone un rol, el rol de María, el rol de ser madre, muy buena madre, de ser sumisa y ante todo apañar al loco culiao del hijo.

Así han de ser la Marías atrapadas en esta eucaristía, la María piola, la María de su casa, la María sin rayos, sin calentura y sin rabia, porque ella es buena, pero buena pal pico cristiano.

Escúchenme jinetes, que en este apocalipsis vamos todas:

La María es la Babalon, y Babalon es la creación, así que chupen la zorra con su Dios porque esta misa sucia y misógina está que se rebalsa en mierda.

 El cura saca a relucir un cáliz, que hermoso cáliz, como quisiera tener uno de esos pa mis rituales, y el cura toma, toma solo, porque así son, se aseguran solos, sin embargo la otra cochiná, ese pan culiao sin grasa y sin gracia de María al que llaman “la ostia” ,ese sí lo regala a los pobres esclavos quienes hacen fila para purificarse.

Pienso que eso mismo les regalaría yo, la ostia, pero a patadas en el culo por estar aquí en esta misa de mierda apagada escuchando y mirando la desgracia en que viven, me gustaría sacudirles la cabeza y limpiarles la amnesia de iglesia que los atormenta, los golpearía una y otra vez en las mejillas, ¡una y otra vez! a ver si se pegan la escurría, a ver si alguna vez pueden ver a la diosa que veo yo en el patio y en los árboles pisando la serpiente escondida detrás de las máscaras.

 La Diosa omnisciente que veo hasta en sus muñecos patriarcales y homosexuales encubiertos, esa que ustedes ni siquiera huelen, escuchadme cristianos:

Vosotros y vuestra religión sois unos inmundos porque os negáis a vosotros mismos.

Niegan la fuerza cósmica, niegan los rayos, desconocen los círculos y los trances, no hacen milagros, los compran, se los compran a la María con una moneda de gamba.

Esta es la santa eucaristía donde comulgamos sin la María y nos comemos el pan desabrido, magia rasca, magia barata, puro desecho espiritual. 

Tuvo que pasar otra eternidad, ¡otra y otra y otra!

El cura cantó una par de porquerías más y chao, nos echa pa la casa diciendo:

“Que la paz del señor sea con ustedes”

Dando a entender que por mamarte el show te podías ir benditobenditobendito el pico, maldita la María,  María loca y furiosa que te cierra las piernas y te manda a comerte al cura y tragarte todo el amor de Dios, dios macho, Dios padre, padre las pelotas.

 Cuando salí de la misa me sentí más adolorido y castrado que nunca.

Así, como un buen cristiano, pavo culiao atormentado.


Puercoespín y Paloma

Y Puercoespín le dice a Paloma: supongo que debes aprovechar siempre los instantes de gracia. Paloma reflexiona, se empina un vaso de alcohol y le dice que no, que no sabe de gracias ni de dones, y le pregunta si acaso alguna vez ha visto un eclipse, Puercoespín niega con la cabeza, entonces no sabes nada, le dice Paloma con violencia: un eclipse es un retruécano, es la creación velada, dormida bajo la sombra de las alas negras de un dios viejo y cansado, una visión exaltada por la imagen contraria del espejo y ridiculizada por la visión estrecha de un filósofo o de un poeta. Son palabras fuertes, farfulló Puercoespín, para venir de una portadora de paz, qué paz ni que ocho cuartos, respondió Paloma: la verdad es que solamente me fijo en las historias, en las pequeñas y monstruosas historias que tienen escondidas las personas, vuelo de un lado a otro y las observo, creen que soy un miserable animal desesperado por comida, me lanzan migas de pan y yo las como, ellos son felices, creen que soy inocente, yo los miro, escucho lo que hablan, los veo darse besos y a veces los veo follar: sí, creen que no entiendo la idea de follar, su ignorancia me provoca risa, por follar piensan, crean, pelean, se matan, corren, lloran y escriben y beben, así como estamos bebiendo nosotros ahora, pero no te molestes Puercoespín, nosotros no podemos follar, no podría tolerar tus pinchos. Los humanos no tienen idea de nada, a veces me quiero morir, ¿entiendes Puercoespín?, supongo que no. Puercoespín no habla pues da la impresión de tener miedo de las palabras de Paloma. Paloma se extiende y también extiende sus alas: anoche soñé que moría, era uno de esos sueños reales, ésos que son muy nítidos y no son borrosos en los contornos, ¿entiendes Puercoespín?, supongo que sí, todos los seres vivos soñamos. Yo estaba en una calle, en el octavo piso de un departamento, miraba por una ventana, había una anciana que estaba sola y tejía un mantel, supongo que no tienes idea qué mierda es un mantel, pues sí, tengo idea, irrumpió Puercoespín enfadado: cuando era niño mi madre una vez nos trajo varios trozos de carne de vaca y de pollo envueltos en un género de colores, fue la comida más rica de mi niñez y ella nos dijo que ese género de colores era usado por los humanos para cubrir las superficies donde se alimentaban y era llamado mantel, ese mantel fue mi primera frazada.  Paloma se sintió avergonzada por juzgar tan ligeramente el conocimiento de Puercoespín y después de un batir de alas se disculpó y siguió relatando su sueño: la anciana tejía y tarareaba una melodía que cantaba un tipo de la televisión, estaba muy concentrada en su trabajo y en su canto, pero en algún momento su vista se posaba en mí, y me regalaba una sonrisa, después se levantaba del sillón y caminaba lentamente hacia el refrigerador de donde sacaba un trozo de queso blanco, qué delicia, dijo Puercoespín, la anciana se acercaba a la ventana y lo dejaba en el borde, seguía sonriendo, todo era perfecto, pero yo, estúpida, cuando mi pico hacía contacto con el primer bocado, el placer era tan grande que me apartaba abruptamente del queso y lo pasaba a llevar con una de mis alas, haciéndolo caer por la ventana,  rebotando sobre un auto estacionado y quedando en medio de la calle donde pasaban muchos autos más. Sin pensarlo dos veces, me lanzaba en su búsqueda y un camión me impactaba en la cabeza, después pasaba sus ruedas sobre mí, y el alma se me salía del cuerpo y como cuentan algunos humanos: me elevaba sin necesidad de batir mis alas y podía contemplar los autos terminando de comprimir la carne, estuve una eternidad mirando el tapiz de plumas, tripas y huesos en que me había transformado hasta que apareció un hombre en bicicleta, ¿te gustan las bicicletas?, sí, dijo Puercoespín esbozando una sonrisa. Paloma también sonrió: el tipo me veía, bueno, veía mi cuerpo aplastado, frenaba y dejaba su bicicleta a un lado, buscaba algo, algo así como un trozo de madera, esperaba que el semáforo diera luz roja y se arrojaba en medio de la calle para comenzar a rasparme de forma frenética, hasta que despegaba una de mis alas y con un poco de asco en su rostro la tomaba y me desprendía del suelo, luego corría hacia un árbol cercano y ponía mi cuerpo bajo su sombra, después me arrancaba una pluma sangrienta y se marchaba, yo sentía que comenzaba a ser absorbida por el árbol y que subía desde la raíz hasta la copa y, una vez allí, me daba cuenta que yo era Dios y que Dios era paloma o puercoespín, o quizás la paloma era el hombre de la bicicleta, o el hombre de la bicicleta era un dios puercoespín queriendo ser paloma, en ese momento del sueño yo me daba cuenta de que todos éramos lo mismo y me sentía en paz: por eso me dan ganas de morir, le dijo Paloma con la voz un poco quebrada, porque quiero subir el árbol y ser todo a la vez,  y después bajar para volver a ser un grano de arena. Tienes razón, dijo Puercoespín, los Humanos no tienen idea de nada. Al menos deberíamos intentar  follar.


Loba

Era loba en su máscara y tenía los ojos grandes, me preguntó si podía definir su olor, hay cosas indefinibles, contesté, hay cosas que solo se ensucian con las palabras. Me dijo que no era poeta, yo pensaba lo mismo. Me fui cabalgando, atravesé desiertos y jardines prefabricados hasta llegar a la torre, donde todos están solos, en su patio de grava busqué piedras, hijas estelares, procuré que fueran siete, geométricas, magnéticas, cargadas de mantras y maldiciones, esperé la noche y las arrojé al cielo negro con todas mis fuerzas, como devolviéndolas a su madre.

La noche se iluminó y las piedras nunca más volvieron, sin embargo descendió un aroma que me recordaba las manzanas cortadas en gajos y los pepinos con cáscara, el zapallo cuando está caliente y los sudores y los aceites, las piedras y los cuchillos, después era de sangre, de arterias, de neurotransmisores, eran las galaxias chocando por espacio en el espacio que era pequeño para albergar tanta vivencia, tanta herida y putrefacción, eras todos los fracasos, y también las glorias perfumadas de las flores que se transforman muchas veces, eran los universos y la saliva, las interminables salivas de miles de nosotros y de lobos, era el cuantum, la intuición.

Loba estaba frente a mí. 

Psicópata del metro

Mi odio por la gente comenzó cuando estudiaba en el colegio y vestía esas chaquetas azules peludas en la dictadura de Pinochet.

En el colegio me odiaban y me enseñaron, yo no siento culpa, ahora soy tan solo un artefacto.

No voy a poner la cara, tengo capucha de lana, escupiré  al cielo y gritare lo inmundo que es el mundo.

Invocaré algún animal tótem para que les cuente como son destruidos en las carreteras sin que nadie se dé cuenta,  son los vehículos,  son las maquinas y los hombres, los transportadores de la grasa activa y del fuego humeante de la fricción, los pedazos de vida esparcidos en los vectores y los trozos de caucho regados en la zanja.

Quiero ver los autos amontonados y con sus amos muertos dentro y la calle vacía, eso quiero, que ya no hallan personas y caminar solo por las ciudades abandonadas y no tener que trabajar más, ni recibir monedas mugrientas a cambio de nada, no quiero que lloren, ni que usen la cabeza, ni que me entiendan, no quiero dejar nada, solo quiero que se mueran todos y morir yo también, no me importa nada más,  porque he estado solo de antes, de mucho antes.


Salgo a la calle, de verdad creo en el aciago, voy a comenzar mi venganza, es aleatoria como el caos, a cualquiera le puede tocar: Ahí va uno, veo a un chico feliz caminando, universitario probablemente, no me ha hecho nada, nuestras miradas se cruzan,  saco el fierro que tengo escondido, veo el terror en sus ojos, me agrada,  hago un amague, el joven se cubre la cara, golpeo abajo y le quiebro una pierna de un solo garrotazo, chilla como un bebé, pide ayuda, pide a su dios que lo salve, los dioses suelen ser crueles, no hay nadie cerca, he cruzado el punto de retorno, alimento mi furia y le doy con el fierro en los brazos, más huesos rotos, más gritos, ahora ruega, implora mi compasión, lo sigo rompiendo en pedazos, sigue implorando pero con menos voz, no me importa, le reviento la cabeza y mientras lo hago veo el comienzo de su muerte, le digo: ya no me queda una pisca de compasión, contempla lo frágil que eres.

 ¿No lo ves?

¿No ves como estamos bailando?

La soledad se extingue como la vida del muchacho, la gente comienza a emerger del vacío, la gente me está mirando con miedo acusador, y yo grito, grito como un enfermo terminal, les digo que estoy atrapado y que ellos también y que nadie se da cuenta, les digo que intenten matarme si quieren, que llamen a los milicos o a los sacerdotes o a los loqueros o a los científicos, les explico que todos tenían derecho a detenerme, pero son tan solo unos zorrones amedrentados que se les descalabra el cerebro cuando ven de cerca la rabia, si, esta es la golpiza, la gran golpiza, la gran cagada, y no voy a parar hasta que me maten.

Corro, voy hacia otra calle, con otros rostros, otros vulnerables. Veo acercase una abuela, salto al abismo, la pateo en el pecho, cae y llora de forma inmediata, cuando la veo jodida y en el suelo, le digo: No le parece que ya ha vivido demasiado señora, ahora por estúpida será alimento para los gusanos y voy a producir fertilizante con su cuerpo rancio, y no crea que la pudrición es algo nuevo, porque su cuerpo siempre estuvo añejo, desde que era una niña, con su cabecita tonta llena de ilusiones, se creía reina, apuesto a que sí, como todas, son las crianzas del mierdecilla machista de su padre y la mugrosa mujer cristiana de su madre. Así qué ahora, en el limbo del purgatorio debe pagar sus pecados, ahora mismo, en el principio interminable del castigo, dese cuenta, está en el infierno señora y no se va a librar a menos que caiga la luna.

Patada, grito, patada, grito, muere, muere vieja culiá, y la golpeo hasta que sale volando su quijada y emite un grito espantoso, un bramido tan triste que si me quedara una pisca de piedad me haría desistir.

Matanza, golpiza, ¿tienes miedo?

Voy en el metro, la escopeta está cargada, todos dan lo mismo, esto es azar, los miro con pena, su forma tan robótica de vivir, quiero que se mueran, disparo,
caen, sangran, corren, tienen miedo, ruegan a sus dioses, como dije antes, ellos son crueles y no salvan a nadie.

Tengo un hacha en mis manos y una puerta cerrada en frente, tengo la muerte, tengo los recuerdos y las mutilaciones, tengo la velocidad y la furia, la fuerza y el peso, mi arma y mi conciencia.