miércoles, 11 de marzo de 2015

Fumarse el mundo

El joven artista fuma un cigarrillo y me dice que en la cajetilla hay un mensaje nuevo contra el consumo de tabaco. Ya son muchos años y mucha sugestión de mierda viendo a Don Miguel con un forado en el cuello y la boca imbécil de los dientes chuecos y el feto y el tipo falso que no se le para el pico y yo, y yo por la mierda, fumo como carretonero y no sé qué hacer para que no se me pare tanto con los estímulos falsos de la realidad. Firme, así hay que tratar de ser.

El nuevo aviso dice cuando tu fumas todos mueren, ojalá tuvieran razón, ojalá fuera verdad, ojalá pudiera fumar como loco y saber que cada cigarrillo es un idiota menos en el planeta, saber que cada pucho significa exterminio, hacer que caiga luego la teja y los cielos se vuelvan negros, compraría muchos cigarros, fumaría aún más, lo haría con locura, buscaría de esos Lucky sin filtro, de esos Hilton largos, los Advance, los Life, tal como suena, vida, elección, elección de muerte, más muerte, más nicotina, más muerte, mas venganza, así sería mi destino.

Iría a fumar a los jardines infantiles donde se enseñan los principios del infierno y del Dios falso y de la virgen culeada, y bien culeada por el mundo cerdo que se nutre y se revuelca manoseando a los niños, infectándolos y pudriéndolos desde el comienzo, como quisiera volver atrás y hacer todo de nuevo, desde el primer hombre y la primera combustión, Ay como quisiera abrazarte y decirte que no estamos tan solos, pero eso sería mentira, y mi corazón está demasiado rasgado para soportar más, voy a quemar cientos de nicotinas, voy a salir a fumar al mall, a las casas de la gente de bien, también a las casas pobres, porque son pobres de espíritu y no saben qué siempre estuvo en sus manos detener tanta mugre.

Voy a fumar en el teatro Teletón, en plena noche de campaña, donde se encuentran los cúmulos de tele-tontos, los puercos famosos haciendo el show, haciéndose los buenos, haciendo que la gente ponga dinero, que se crea los llantos, que se crea la ayudas, que se sientan liberados de toda culpa mediante la maravilla de la falsa caridad, y una vez más, los cerdos tragadores de perlas manipulan a los niños, pobres niños, deberían dejarlos en paz, son lo único digno de este reino que se desmorona y se rehace maltrecho para continuar con su ciclo acelerador de la bella, destructiva e innegable entropía.  Recuerdo un video de la Teletón donde sale un niño muy pequeño en brazos de Don Francisco dando las gracias a una lista interminable de empresas y uno puede ver claramente como se mueven los labios del monstruo asqueroso dictando cada marca auspiciadora como una oración secreta para que el niño las repita, el niño se traba, no sabe lo que hace, pero sigue adelante. Malditos manipuladores, recolectores de dinero, a esos me los fumaría feliz, los haría carbón, los destruiría con mi gravitación, en mi fuego de justicia resentida, en mi comunión volátil, en los pulmones negros, en el núcleo descompuesto de mi alma, de mi estrella que se estrella contra sus pulmones y les dice que se van a convertir en ceniza, para siempre, porque siempre estuvieron hundidos, por que no sabían el valor de la piedra filosofal, que no era oro, era brillo, era desatarse y ver el centro del sol, danzar libre y mirarse con Dios. 

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