Cuando tomo postura me siento limpia, levanto la pierna rota y estiro mis dedos
rasgando la celosía.
Los ojos se hacen grandes una vez que se cierran.
Así me suelto, un ejercicio espacial,
brujería pura practicada durante eones.
Relajar los hombros y hacer la obra, la gran obra de olvidar y entrar al otro
lado del espejo.
Me he destruido para sentir la disolución del cuerpo y así liberar la
conciencia y ser bailarina pisando la serpiente.
He visto a la diosa esta mañana, he sentido temblar mis piernas, mi organismo
se retuerce ignorando el dolor para que la energía estalle, y sí, soy ligera, y
soy limpia y mi pierna rota se nutre de luz.
Nuevamente en la realidad, mis ojos se abren y el mantra termina, la Diosa, los
árboles y la serpiente se desvanecen en la conciencia universal.
Ahora me introduzco en la obra de Dios, en la gran obra del panteón cristiano y
su culto al dolor y la hipocresía, mi pierna rota aún sostiene el látigo de
fuego curativo, eso me da fuerzas.
Ahora he de volver a los hombres y entrar en la estructura, al corazón humano
contenido, donde todo es ajustado como un tablero de ajedrez donde me siento peón
que se mueve como reina minusválida.
Me armo de valor y estoy dentro, dentro de la amnesia, de la iglesia santa y
macha que la gente piadosa sostiene, estoy dentro y veo un traga monedas imagen
de María, la santa virgen María, pero esta tiene rayos en sus manos y frente a
ella hay una novicia voladora que la venera.
El nombre de la novicia es Catalina Laboure
y bajo la estatua hay una inscripción que dice:
“Oh, María sin pecado concebida”
Y un símbolo que es una M con una cruz embutida en medio, me hace pensar en
pico y zorra envueltos en los doce signos del zodiaco, el limgan y el yoni como
único centro de gravedad, pero falso, y su falsedad no es cuestionable, aquí todo
es verdad y nada está permitido.
Leo más detalles, María dice:
“Quien lleve con fe esta medalla, recibirá grandes gracias”
Y soy tan puto que deseo una medallita de esas que me libere de ser un
desgraciado en silla de ruedas.
Me dan ganas de pedir milagros, porque esta María me gusta, esta me cae bien, me
hace pensar en su truco, ha sido sin pecado concebida y precisamente no es su
cagá de hijo, nadie ha nacido del pecado.
Esta es linda, la virgen de los Rayos, es poderosa, tira rayos, una diosa convertida
en traga monedas, en máquina de apuestas espiritual, me dan ganas de soltarla,
a ella y a las monjas, me gustaría hacer milagros poderosos y mostrarles lo que
veo, veo que las iglesias son úteros pasivos esperando la semilla de su Dios padre
que travestido gobierna el universo.
El señor está aquí, el sol en los vitrales mostrando su peor cara, tengo miedo
pero aguanto, se abre una puerta pequeña, entra el cura y comienza la ordalía:
Nos saluda sin gracia, sin gracia de María y nos dice que cantemos unos “gozos”
pidiendo piedad, me pregunto qué tiene de gozoso pedir piedad, cuando comienza
el canto solo escucho señor, señor, padre, piedad, padre, hijo, cristo, señor
piedad, padre, padre, señor, piedad y de pronto, como por cumplir, casi al
final de la canción disonante nombran una vez a la María sin pecado concebida,
María weón, María, al fin una mujer en el canto.
Señor, padre, hijo, cristo, una eternidad en el infierno y la palabra finalmente
se hace carne y me hace ver la gloria fome de la pichula cristiana.
Y más brutal, más espantoso aún, el cura nos pide rezar, pero rezar por el papa
y los obispos para que guiados por el espíritu macho, digo santo, nos guíen a
nosotros por el camino de del señor, oh, Dios como no vamos a estar nadando en
mierda con toda este armatoste monstruoso y su mantra asqueroso y eterno que
dice “escúchanos señor te rogamos”
Y la María con su amor de madre y anuncio de ángel, con esperma de vela, esperma
de hombre, María pendeja culeada por un weón viejo y aburrido que le impone un rol, el rol de
María, el rol de ser madre, muy buena madre, de ser sumisa y ante todo apañar
al loco culiao del hijo.
Así han de ser la Marías atrapadas en esta eucaristía, la María piola, la María
de su casa, la María sin rayos, sin calentura y sin rabia, porque ella es
buena, pero buena pal pico cristiano.
Escúchenme jinetes, que en este apocalipsis vamos todas:
La María es la Babalon, y Babalon es la creación, así que chupen la zorra con
su Dios porque esta misa sucia y misógina está que se rebalsa en mierda.
El cura saca a relucir un cáliz, que
hermoso cáliz, como quisiera tener uno de esos pa mis rituales, y el cura toma,
toma solo, porque así son, se aseguran solos, sin embargo la otra cochiná, ese
pan culiao sin grasa y sin gracia de María al que llaman “la ostia” ,ese sí lo
regala a los pobres esclavos quienes hacen fila para purificarse.
Pienso que eso mismo les regalaría yo, la ostia, pero a patadas en el culo por
estar aquí en esta misa de mierda apagada escuchando y mirando la desgracia en
que viven, me gustaría sacudirles la cabeza y limpiarles la amnesia de iglesia
que los atormenta, los golpearía una y otra vez en las mejillas, ¡una y otra
vez! a ver si se pegan la escurría, a ver si alguna vez pueden ver a la diosa
que veo yo en el patio y en los árboles pisando la serpiente escondida detrás
de las máscaras.
La Diosa omnisciente que veo hasta en
sus muñecos patriarcales y homosexuales encubiertos, esa que ustedes ni
siquiera huelen, escuchadme cristianos:
Vosotros y vuestra religión sois unos inmundos porque os negáis a vosotros
mismos.
Niegan la fuerza cósmica, niegan los rayos, desconocen los círculos y los
trances, no hacen milagros, los compran, se los compran a la María con una
moneda de gamba.
Esta es la santa eucaristía donde comulgamos sin la María y nos comemos el pan
desabrido, magia rasca, magia barata, puro desecho espiritual.
Tuvo que pasar otra eternidad, ¡otra y otra y otra!
El cura cantó una par de porquerías más y chao, nos echa pa la casa diciendo:
“Que la paz del señor sea con ustedes”
Dando a entender que por mamarte el show te podías ir bendito, bendito, bendito el pico, maldita la María, María loca y
furiosa que te cierra las piernas y te manda a comerte al cura y tragarte todo
el amor de Dios, dios macho, Dios padre, padre las pelotas.
Cuando salí de la misa me sentí más
adolorido y castrado que nunca.
Así, como un buen cristiano, pavo culiao atormentado.
Me encanta como usas el chilenismo. Escribes con choreza y soberbia. Muy bello
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